Un fenómeno indudable del mundo de la poesía
es que mucho de lo que ocurre en este campo, sucede en los festivales de poesía
o lecturas ocasionales. En diez o quince minutos el poeta tiene que
presentarnos sus poemas de un modo que queden grabados en los oyentes,
sorteando todas las dificultades que la oralidad presenta. En este sentido,
Fabián Iriarte encontró un modo de presentar sus poemas que abren todo un juego
significante. Se sienta ahí, en frente de los espectadores, y a media voz,
comenta sus poemas antes de leerlos. Enumera referencias, tonos, intertextos
que luego vemos aparecer en sus poemas, y que tal vez, hubiéramos perdido si el
poeta no nos las hubiera señalado. Porque estas marcas no suelen ser lugares
comunes, citas de autoridad o reaseguros: guiños hechos entre escritor y lector
como suele suceder, sino palabras que se han vuelto propias, se han
interiorizado.
Ya adentro de los poemas, vemos en la
escritura de Fabian Iriarte -coherente con el modo que venimos señalando- un
tono confesional, es decir, una poesía que se configura como la concreción de
una infidencia (real o fingida) sobre una experiencia vivida. Cuando presenta el poema “Cuando uno
escapa”, por ejemplo, dice que el poema
condensa la experiencia del exilio, no el exilio político, sino el estar en
otro lugar por razones personales, y las imágenes fantasmagóricas que este
hecho conlleva.
Pero la escritura de estos poemas,
excede (como explicación) este tono. Si este registro es un aspecto clave de
estos poemas, también lo es los materiales con los que se construye ese
registro. En una de las presentaciones, y en relación al otro poema
transcripto, dice: “El título de "Ex lover" es una versión censurada
(a veces me censuro yo mismo) de una expresión en inglés que es "ex lover's weird shit" (la
"mierda rara" de un ex amante), que significa todas las cosas que esa
persona puede hacer para molestarte después de una separación evidentemente no
muy amistosa”.
Por otra parte -sigue el comentario-,
“el poema alude a la escritura de poesía métrica, con su ritmo y su rima y su
orden, y contraste con el desorden que implica cualquier relación amorosa. La
metáfora rara: "mi amor es una silla" es una que solíamos emplear
Lisa Bradford y yo en la primera clase de Literatura Inglesa para explicar la
diferencia entre metáforas y comparaciones trilladas ("mi amor es una
rosa") y otras más nuevas, frescas u originales.”
Sin dudas, la explicación enriquece un
poema, que de por sí, ya sabía hablar. Pero a su vez -y esto es mucho más
importante en el sentido crítico-, nos permite visualizar una poética que se
construye como un entramado de referencias -ya sea personales o culturales-
donde cada palabra adquiere su espesor a partir de los múltiples caminos que
abre y condensa.
En este sentido, después de la “Tierra
Baldía” de T.S Eliot algunas cosas parecen quedar en claro en el terreno de la
lírica. Primero, el trabajo puntilloso de citas que van armando ese poema, los
múltiples modos de codificar cada palabra, son muestra clara de que el poeta se
ha vuelto un profesional, alguien que puede poner comillas de memoria, y
distinguir, en grado sumo, los diversos recorridos y referencias que un par de
palabras pueden hacer por el mundo de los libros. Pues, el poeta se ha vuelto
un erudito, alguien que conoce mucho de lo que se ha escrito antes que él
pronunciara una sola palabra, y este conocimiento se vuelve condición
necesaria.
Sin embargo, posiblemente, que un poeta
conozca en extenso toda la poesía que se escribió antes que él, con todas las
posibles referencias que pueda tener un tema o palabra, es imposible, por lo
tanto, la segunda cosa clara que queda establecida después de leer la “Tierra
Baldía” es que cada poeta-erudito debe construir su tradición, su zócalo de
citas que de espesor a su propia palabra. Pues, el hecho poético se encuentra
en ese vínculo, ya no en el desvelo de un poeta que descubre una idea o expresa
una experiencia, sino en el roce entre una palabra dicha hace tiempo (en otra
oportunidad, en otro libro), y ahora vuelta a decir (en este), repitiendo,
ampliando o torciendo su sentido.
ex-lover (su rara furia).
(Guaridas de huir el mundo.)
estoy seguro de que hacía tiempo
tenía ganas de escribir un poema
que empezara
“mi amor es una silla”
(amor puede ser una silla
mas puede ser rosa también)
sólo para dejar en claro
de una vez por todas el asunto.
cuando uno escapa
(De La intemperie sin fin.)
se acostumbra tan fácilmente
a no estar en ningún lado
cada lugar es un fantasma de sí mismo
la irrealidad/ lo único que cuenta
uno queriendo abrazar sombras
pero ellas sólo atinan a desvanecerse
las muy putas
Goles Rosas
Descargar/leer "Re: signado"
de Fabián Iriarte, editado por Goles Rosas (2009).
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