Se ha relacionado a la narrativa de
Raymond Carver con el “realismo sucio”; es decir, con una serie de textos
(esencialmente norteamericanos) que se caracterizan por ubicar sus relatos en
los márgenes sociales con un tono directo; sin embargo, la mayoría de sus
cuentos funcionan como piezas de excelentísimo lirismo. Por el
camino inverso, como veremos en esta nota, sus poemas tienen mucho de
narrativo.
Lo llamativo en este autor es,
justamente, la homogeneidad de su escritura que parece no cambiar aunque esté
mudando de género.
Como antecedente lejano de esta
contaminación entre cuento y poema, podemos mencionar a las “Prosas poéticas”
de Baudelaire. En estas aparecía –casi por primera vez- la ilusión lírica en el
mundo narrativo.
Decididamente, Baudelaire incorporaba
el lenguaje metafórico en su prosa, generando una tensión entre una experiencia
externa y una visión interna profundizada. De este modo, un simple acto del
mundo era leído como una iluminación que develaba algún aspecto secreto, tanto
del entorno como del mismo sujeto.
En este sentido, en el poema
“Buscando trabajo” vemos cómo una situación sumamente prosaica: la de conseguir
empleo; o mejor dicho, la imposibilidad de hacerlo, es llevada al extremo de la
expresión lírica.
El poema está dividido en dos partes,
la primera corresponde al espacio del sueño. Como si se tratara de un paraíso,
el poeta estira su mano y alcanza –simplemente- su deseo: un par de truchas
frescas.
En la segunda parte, en cambio, no
alcanza con estirar las manos. Este es el mundo real: el despertador no sonó, o
no lo escucharon, se hizo medio día y los zapatos aún están ahí, cargando con
todo el mutismo simbólico de esa imposibilidad: la de encajar en un par de
zapatos nuevos.
Si
en poemas veíamos como se hacía lírica una experiencia cotidiana, en el poema
“Desocupado” en cambio, vemos el camino que va de lo poético a lo narrativo, es
decir, la pregunta por el “ser” es arrastrada del sobrecargado monólogo
interior a una respuesta que se apoya en un paisaje social derruido.
En el siglo XX, algunas poéticas
incorporan elementos narrativos a sus poemas. El poeta, entonces, deja de ser
alguien que habla exclusivamente de lo bello con un lenguaje recargado de
metáforas y símbolos, para hacerlo de diversos temas -incluso incorporando lo
“feo”, como antípoda-, usando además un lenguaje próximo y cotidiano.
En este sentido, la idea del espejo,
de imagen reflejada en otro, es abordada con una serie de versos que van
construyendo una atmósfera asfixiante, una atmósfera que termina transformando
la historia personal (el quién soy) en historia colectiva (por qué somos).
Si la poesía es el campo de lo
subjetivo (de las percepciones); y la narrativa el espacio de lo objetivo (de
los hechos), Raymond Carver construye un tipo de escritura intermedia que puede
tanto imprimir lo lírico en lo narrativo como lo prosaico en lo poético.
Goles
Rosas
Buscando Trabajo
Siempre he deseado
truchas frescas
para el desayuno.
Repentinamente
descubro
un nuevo sendero
que me conduce
a la pequeña cascada,
apuro
el paso.
Mi mujer
me despierta.
“Estás soñando.”
Murmura.
Intento levantarme,
la casa se inclina.
¿Quién,
está soñando?
“Es mediodía.”
Dice ella.
Mis zapatos nuevos
me esperan
cerca de la puerta,
brillan
intensamente.
Desocupado
Los que eran mejores que nosotros
vivían cómodamente en casas recién
pintadas
con inodoros a botón en todos los
baños.
Manejaban coches de modelo y marca
reconocibles.
Los que no tenían trabajo, estaban
apenados,
no les iba bien.
Sus automóviles extraños estaban
estacionados
sobre cajones, ‘al fondo’ de casas
polvorientas,
donde se amontonaban infinidad de
objetos inútiles.
Los años pasan y todo y todos son
reemplazados.
Existen siempre, es lo que dicen,
nuevas oportunidades.
Pero, para decir la verdad,
a mí nunca me gustó el trabajo.
Mi objetivo era permanecer
desocupado.
Ese era mi mérito.
Me gustaba la idea de sentarme en una
silla,
hora tras hora, frente a la casa, sin
hacer nada
con un sombrero sobre mi cabeza y
tomando una gaseosa.
¿Qué hay de malo en eso?
Fumar, escupir de vez en cuando.
Tallar madera con mi cuchillo.
¿Hay daño en esto?
En ocasiones salgo con mi perro a
perseguir conejos.
Tienes que hacerlo alguna vez.
A veces levanto a un chico gordo y
rubio como yo,
Diciéndole: “¿De dónde te conozco?”.
Nunca digas: “¿Qué quieres ser cuando
seas grande?”
Descargar/leer "Antología"
de Raymond Carver, editado por Goles Rosas (2009).